La poesía de Roxana Miranda Rupailaf... X Valeria Silva

Roxana Miranda Rupailaf es de San Juan de la Costa, un territorio ancestral entre el pacifico y la ciudad de Osorno. Es poeta, apasionada profesora de literatura, y ponente interprete. Aprovechamos su visita a Furilofche para establecer un pequeño nutramkan sobre sus textos y su vida. “El territorio donde crecí, antiguamente se llamaba Chawrakawuin -nos cuenta Roxana-, y ha sido muy evangelizado. Crecí en una comunidad que se llama Lafken Mapu, donde ya mis abuelos habían perdido la lengua, mi bisabuela aún la hablaba, y es este el inicio del camino que fui recorriendo. Luego, en mi adolescencia comencé el proceso de reencuentro con mi ser y mi conciencia indígena”. La poesía de Roxana está enfocada en lo femenino, en la naturaleza, en el cuerpo. Es motivo de estudios, y su escritura es considerada como parte del erotismo mapuche. Fue traducida a varios idiomas y sus libros se editan en países como Estados Unidos, Perú, México y Chile, en Argentina Ají Ediciones lanzo la versión de su poemario Trewa Ko para Puelmapu.
¿Cómo fueron tus inicios en la escritura y el proceso que has hecho hasta hoy? Yo creo que la escritura comienza en mí desde la infancia, que fue muy solitaria, en una familia disfuncional en la que siempre había discusiones. También hubo un hecho que me marcó y fue un accidente automovilístico que tuvimos con una amiga producto del cual, ella fallece, y pienso que, todo esto me llevo a refugiarme en la escritura. Yo tenía unos doce años cuando una profesorame orientó para que yo escribiera el relato de cómo sucedieron los hechos del accidente y eso lo tenía que leer en público. Pase mucho tiempo encerrada, en shock, y el hecho de escribirlo y sacarlo fue como una forma de sacar ese dolor y ese acercamiento que tuve con la muerte. Después de eso seguí escribiendo y sin ninguna vergüenza de expresar las cosas que siento y pienso. Buena parte de los comienzos de tu escritura se encuentra atravesada por lo que viviste durante tu crecimiento en una familia cruzada por la evangelización, entre textos bíblicos con mujeres que luego resignificaste en tu poesía… Esto deviene de lo que es crecer en un contexto de violencia, la mayoría de las mujeres de mi familia vivieron violencia intrafamiliar, entonces aparte de este cuerpo violentado y de este discurso que reflejaba la violencia que también se veía reflejado en los textos bíblicos, hice mi lectura, construyendo un nuevo discurso. Tomé la historia de estas mujeres bíblicas qué no tenían nombre, dónde eran apedreadas, violentadas y las resignifique a través de la escritura con lo que me pasaba a mí, con mi experiencia personal. 

Cómo fue tu descubrimiento hacia el mundo mapuche… Yo crecí en un contexto en que la educación formal negaba lo indígena, donde mis compañeros, producto de la discriminación, negaban ser mapuche, fue a partir de la naturaleza, de establecer contacto con mi entorno que fue llegando esto. Visitando el bosque y observando lo que me rodeaba, por eso, yo creo, que el libro “Las tentaciones de Eva” construye un paraíso indígena, a través, de ese entorno, más autóctono, donde la Eva puede ser cualquier mujer que habita ahí. 

¿Cuándo fue tu primera publicación? ¿Cuándo te diste cuenta de lo que eras? A mí siempre me dijeron poeta, era mi apodo de la básica y de la escuela secundaria, participaba en todos los actos. Luego, ya en la universidad para un acto de bienvenida, preguntaron quién escribía y no faltó el que me conocía y terminé en el escenario. En esa oportunidad conocí al profesor y poeta Sergio Mansilla, quién habló conmigo para que sea su ayudante, y me instó para que comience a publicar. Durante un verano, me dejó cuidando su casa, y la tarea de armar un libro, le hice caso. De ahí, postulé el poemario a un concurso donde se premiaba con la publicación de la obra, y lo gané. 

Hoy con el tiempo y la distancia, sos reconocida como una poeta huilliche que ha trascendido los espacios del territorio y has ganado un espacio entre tus pares de respeto, como fue ese proceso… En mi primer año deUniversidad, me correspondió estudiar poesía mapuche y, en ese contexto, leí autores que me gustaron mucho como Lienlaf, Chihuailaf y Huenun. Luego, me fui a una beca por un año a Alemania, y como no había redes sociales no había tomado noción del material que estaba siendo editado. Me habían publicado el libro del concurso “Luis Oyarzún”, también me habían seleccionado para la antología de 20 poetas mapuche contemporáneos, editada por Jaime Huenún. Varios escritores y poetas escribieron sobre mi obra, entonces, al regreso del viaje me empezaron a invitar a encuentros y lecturas, y en ese marco comencé a conocer a las y los distintos poetas mapuche. Igual era extraño, porquemi poesía habla del cuerpo, de la sensualidad, la sexualidad, la violencia, la naturaleza, a excepción de “shumpall”, no toca temas explícitamente mapuche, entonces cuando yo iba a las lecturas era como la diferente. No se entendió tan rápido, al principio no fue fácil porque todas las preguntas eran dirigidas a cuestionar mi identidad, hoy en día ya esto no pasa. 

Entre tus actividades también está la de compartir conocimiento, das talleres y sos profesora, cómo es esa experiencia… Me gusta mucho la pedagogía, yo soy profesora y siempre me preguntan, qué porque no me cambio de trabajo, qué porqué no me dedico sólo a la literatura, y la verdad es que a mí me gusta dar clases, algo que quizá no es tan común entre los profesores, me gusta este desafío de enseñar y compartir e interiorizarme para que el conocimiento sea a través de un aprendizaje que les signifique algo en sus vidas. 

¿Cómo te ves vos hoy en este contexto en el que los feminismos, incluso dentro del pueblo mapuche vienen a cuestionarnos hacia adentro de nuestro pueblo ciertas prácticas patriarcales y hasta qué punto te sentís parte o no de los feminismos, como te encontras en medio de este contexto? Como estudiante lo vi inicialmente como una teoría y dentro de eso no me hacía el sentido que me hace hoy ir a una marcha, participar con otras ñañas o mujeres que no son mapuches. Hoy, se activa desde lo social y para mí pasó de ser una teoría a ser una acción, dentro de eso me siento bastante representada y siento que hoy en día se perdió el miedo que había antes, por ejemplo, hasta el día de hoy, mi abuelita no cuenta cosas, por “respeto”. Ahora ya no es tan así, hay un diálogo más abierto, sobre lo qué nos sucede como mujeres, y ese cambio me emociona porque el cambio parte por el contar, por el dialogar. 

Contanos sobre tu Trewa Ko que ha sido editado este año por Ají Ediciones para Puelmapu… “Trewa ko” es un libro que explora, las aguas, que rodean las islas y está compuesto por tres islas que para mí simbolizan mucho. El primer capítulo se relaciona con mi habitar en la localidad de Niebla y la relaciono con una de mis lecturas favoritas que es “La Odisea”. El segundo capítulo, tiene que ver con Cuba y con el estar, andar en una isla ajena. El tercero es, más bien, una reflexión sobre el territorio indígena y en cómo las islas han sido también paraísos y prisiones, campos de exterminio. El título significa perro de agua, y es porque el libro, se llamaba aguas perras, al traducirlo, salió esta palabra que es “Trewa ko”, lo cual, me encantó porque Trewako es un ser mitológico de Chilwe que aparece en los pantanos, por ahí, encuentro que se relaciona con el Shumpall, mi anterior libro. Luego, en Concepción me contaron, que trewako, es también un sapito pequeño, cuyo sonido, es similar al del perro. Siento que todas estas imágenes de alguna u otra forma, también se relacionan con el libro.