en Ushuaia no votes más de lo mismo



Recuerdo que el debate sincero tuvo lugar un año en el que se disputaban la intendencia de Ushuaia Federico el “Golden Boy” Sianuro y Liliana “Chotita” Fadul.Ambos candidatos representaban a partidos políticos funestos, en los que se combinaban intereses pequeñoburgueses, mezquindades, nepotismos y demás taras propias de las derechas provincianas. Tanto el “Golden Boy” como la “Chotita” llegaban cabeza a cabeza al último tramo de la campaña electoral. Por eso aceptaron sin dudar la invitación del periodista Hannibal Rayid para debatir en televisión. Sianuro pensó que no podía dejar escapar aquella oportunidad para ganar votos indecisos y desnudar lo poco “chic” que era su contrincante. Por su parte Fadul consideró que con un poco de psicodrama, por ejemplo llorando ante las cámaras al tocar el tema Malvinas, ganaría nuevas simpatías, inclinando la elección a su favor.Pero el devenir les tenía reservada una amarga sorpresa. Y resulta que el pasmo, lo inesperado, la irrupción inédita, vino por el lado de los movimientos sociales, que habían ido creciendo en los últimos tiempos, al calor del compromiso de las nuevas generaciones, ávidas de remediar las injusticias y asimetrías de las momias de siempre, los chanchullos de los figurones atávicos, esos filo fascistas que se arrogaban el monopolio de la agenda pública. Así pues, el movimiento “Ajite Picante”, de carácter libertario, logró infiltrar a uno de sus integrantes dentro de las instalaciones del canal de televisión. La bella “Vicky Rojita” se hizo pasar por maquilladora y casi sin contratiempos, dejó caer en los vasos de los invitados estelares, la pastilla de la sinceridad, un artilugio químico que, los partidarios de la revuelta popular, recientemente habían terminado de diseñar en los laboratorios del profesor “Lokoko”. Cuando Sianuro y Fadul bebieron el agua donde ya se había disuelto la pastilla, el debate fue tomando un cariz dramático, y dejando al moderador Hannibal Rayid con la boca cada vez más abierta.El primero en marcar la nota disruptiva fue el “Golden Boy”, que ante la pregunta sobre “¿cómo piensan dar respuesta a la crisis habitacional”, respondió: --- Bueno, ya durante mi primer mandato brindé soluciones a esa problemática y pienso seguir en dicha línea. Hay que construir más pocilgas para los negros. Pocilgas de cartón corrugado que se arman rápido. Eso sí, la propiedad de esos módulos será del municipio. Y si esto no alcanza, la municipalidad se comprometerá a realizar campañas de castración gratuita en los barrios más humildes. La “Chotita” Fadul, creyendo que estaba perdiendo terreno, llena de premura y falsedad, tomó la palabra y entre sollozos dijo: --- Ah no, eso sí que no señor. ¡Pocilgas para los pobres! De ninguna manera. Es un gasto innecesario para el Estado Municipal. ¡No! Lo que hay que hacer es acabar con el excedente de pobres, deportarlos, enviarlos fuera de la ciudad y de la provincia, a Punta Arenas por ejemplo. Para eso, si me elijen, voy a habilitar una gran balsa, más o menos como el Titanic, para trasladar en ella a todo el excedente humano. El genuflexo y pundonoroso Hannibal Rayid no podía dar crédito a lo que oía. Temiendo lo peor, intentó cambiar de tema, y les propuso que se expresaran sobre la cuestión del agua.La “Chotita” Fadul picó en punta: ---No creo que el municipio tenga que hacerse cargo de obras sanitarias. Hay cuestiones mucho más importantes. ¿Cómo podemos tolerar que en pleno centro haya un edificio abandonado? Sí ciudadanos y ciudadanas, me refiero a la tristemente famosa “pajarera” sita en calle San Martín y 25 de Mayo. Es un horror, un asco que afea nuestra ciudad. Mi primera medida como jefa comunal será convertir ese edificio en un Shopping especializado en salones de belleza y masajes con fango y cuencos tibetanos. Sianuro hizo una mueca de fastidio, dando a entender que su punto de vista era diametralmente opuesto. --- Yo considero que la cuestión del agua es muy importante, no es un tema baladí. Pero eso no significa que el municipio tenga que gestionar Obras Sanitarias. En las zonas donde no llegua el agua potable en red, o la presión es muy baja, el gobierno de la ciudad destinará aguateros para que vendan el vital e impostergable fluido. Los puestos de aguateros serán cubiertos por miserables desempleados que previamente deberán presentarse a un casting. Así, vomitando sus espantosas y cruentas verdades, los dos candidatos continuaron parloteando durante más de tres horas. Y claro, los televidentes no fueron inmunes a lo ocurrido, y el día de las elecciones castigaron con severidad al “Golden Boy” y a la “Chotita”.No interesa en este relato mencionar el nombre del político que ganó la votación, porque el cargo de intendente fue quedando vacío de sentido, y se redujo a un mero simbolismo.Afortunadamente, tras esa bochornosa campaña electoral, el poder auténtico, la biopolítica enérgica y activa, quedó en manos de los movimientos sociales, de las agrupaciones barriales, que como expresiones auto organizadas de la multitud inteligente, comenzaron a dar forma a una máxima tan simple como intensa: Dar sin vender y tomar sin comprar.

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