Carta a mis hermanas y amigas patagonicas



Amigas hermanas compañeras de tierra, acá les escribo como mujer nacida y criada en la Patagonia, en la lucha constante con el viento para que mis raíces se agarren más fuerte y más adentro para que el viento no arranque mis posibles florecimientos.
He pensado mucho que compartir con ustedes, pase por varios intentos lo urgente y primero me parecía hablar sobre nuestros cuerpos, la autonomía de nuestros cuerpos, los cuidados, los momentos de placer, lo sexual, es algo que en la Patagonia, ya sea por el viento, por el clima hostil o por ignorancia, el cuidado de los cuerpos queda relegado a un lugar de un silencio, de sálvese quien pueda y si hay abuso y existe un dios ojala te ayude, pero nunca lo hagas publico por que aun hoy sigue existiendo el “De eso no se habla”, pero si queremos que las cosas cambien, si queremos romper con esos silencios que forman domos más rígidos que una cárcel de máxima seguridad, tenemos que animarnos a hablar del tema con lxs mas chicxs, tenemos que animarnos a tener contactos  piel a piel sin que colapse todo el sistema nervioso, tenemos que aprender a tocarnos con cariño, con cuidado y con respeto, para nosotrxs y para lxs demás. Tenemos que poder hablar de masturbación sin que salten los tapones de nuestra moralidad y la de lxs demás. Tenemos que saber lo importante que es estar satisfechas sexualmente para generar vínculos sanos, sin confundir amor con sexo, en algún lugar lo escuche y es muy claro amerita cita y es “El amor no entra por la concha amigas”.
Pero luego paso algo que me llevo a desviar el curso  de lo pensado y tomar otro rumbo, con varias amigas y compañeras de lucha realizamos una acción en Plaza Once, un viernes a las 18 hs. el lugar repleto de rutina y de silencios, de un universo protegido por las claves de lo secreto, de lo que se ve y se sabe, del saber cuándo hay que mirar para otro lado porque ahí está pasando algo, fuimos con un escrito  que habíamos elaborado entre todas, fuimos con un  megáfono, fuimos con unas mascaras de colores para contrastar con las vestiduras de lo cotidiano, simple y contundente comenzamos así :
ORDENAMOS DECRETAMOS Y CONJURAMOS
ABOLIR ESA JUSTICIA QUE NOS DEJA MORIR QUEMADAS, GOLPEADAS, VIOLADAS, ULTRAJADAS Y PROVEER UNA DEFENSA COMÚN CREADA POR NOSOTRAS Y PARA NOSOTRAS, Y LUCHAR POR EL DERECHO DE NUESTRAS LIBERTADES TODAS, ANTE NOSOTRAS, CON NOSOTRAS, ANTE LA POSTERIDAD Y PARA TODAS LAS Mujeres DEL MUNDO QUE QUIERAN CALZAR LOS PASOS DE LA LIBERTAD
INVOCAMOS A LA PROTECCIÓN DE NUESTRA Virgen DE LOS DESEOS, FUENTE DE LOCURA Y LIBERTAD…
Y así seguimos un rato mientras los chicos jóvenes, nos gritaban putas, nos tiraban pelotazos, los machos se nos paraban de frente, y nosotras con nuestro grito amplificado fuimos rompiendo de a poco ese domo de silencio que se instala energéticamente y un día ya es carne, y después es imposible.
Y acá quiero quedarme por que sentí la importancia de plantarte y definirte, que no me digan que soy o lo que parezco o lo que quiero ser, o lo que quiero parecer, soy lo que quiero ser, lo digo con mis palabras, lo atravieso con mi emoción, mi piel, mi deseo y grito con el volumen de mi rabia, porque estoy harta  que los demás hablen por mí, hermanas, amigas y compañeras es momento de tomar la palabra  porque como dice mi amigo Diego Coliman “El silencio es eso que pasa cuando todo el mundo sabe y nadie hace nada” y de eso está lleno.
Veroka Velasquez

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